Una novia le dice a su marido: “Cariño, sabes que soy una chica virgen y que no sé nada sobre hacer el amor.
¿Puedes explicármelo primero?
-Está bien, cariño. En pocas palabras, llamaremos a tu lugar privado “la prisión” y a mi cosa privada “el prisionero”.
“Entonces lo que hacemos es meter al prisionero en la prisión”.
Y hicieron el amor por primera vez y el marido sonreía con satisfacción.
Dándole un codazo, su novia se ríe: “Cariño, parece que el prisionero se ha escapado”.
Girándose de lado, sonríe y dice: “Entonces tendremos que volver a encarcelarlo”.
Después de la segunda vez, la novia dice: “¡Cariño, el prisionero ha vuelto a salir!”
El marido está a la altura de las circunstancias y vuelven a hacer el amor.
La novia vuelve a decir: “Cariño, el prisionero se escapó otra vez”, a lo que el marido grita:
“¡Oye, no es cadena perpetua!”