Una monja de aspecto atractivo sube a un taxi

Una monja de aspecto atractivo sube a un taxi y el hombre que la conduce no puede quitarle los ojos de encima. 

Después de unos minutos, la monja pregunta:
“Disculpe, pero ¿por qué me mira fijamente con tanta insistencia?”.


“Hijo, no puedes ofenderme, he hecho mis votos desde hace muchos años y con mi edad, te aseguro que he visto y oído de todo tipo de cosas.

Así que estoy seguro de que nada de lo que puedas decir ¡O pregúntame me escandalizará! “


“¡Aquí siempre quise saber qué se siente besar a una monja!”
“Sólo puedes saberlo si eres soltero y católico”.


“¡Por supuesto que soy soltera y católica!”


“Bien, entonces en el siguiente semáforo gira a la derecha y luego toma el primer callejón a la izquierda”.


El taxista obedece y la monja lo sorprende con un beso con B mayúscula. 

Pero cuando regresan a la carretera principal, el taxista se pone a llorar.


“¿Por qué lloras, hijo?” pregunta la monja solícitamente.


“Perdóname, hermana, porque he pecado. Te he mentido.

¡Estoy casada y soy judía!”
La monja, encogiéndose de hombros, responde: ¡¿Y cuál es el problema?! 

¡Mi nombre es Arturo y voy a una fiesta de Carnaval!”