Un hombre está en el vestíbulo de un hotel.
Quiere hacerle una pregunta al empleado.
Cuando se da vuelta para ir a la recepción, accidentalmente choca con una mujer a su lado y, cuando lo hace,
su codo se clava en sus melones.
Ambos están bastante asustados.
El hombre se vuelve hacia ella y le dice: “Señora,
si su corazón es tan suave como sus melones, sé que me perdonará”.
Ella responde: “Si tu arma es tan dura como tu codo, estoy en la habitación 1221”.