Un hombre entra desesperado a una farmacia y pregunta al farmacéutico:
¿Tendrá usted algo para la diarrea?
El farmacéutico era nuevo en el negocio y rápidamente le ofreció el primer medicamento que encontró. El señor le pagó y salió muy apurado de la farmacia.
Más tarde el farmacéutico se da cuenta que por error y descuido él dio al señor un médicamente para los nervios.
Horas después el hombre regresa a la farmacia.
Entonces, el tendero le dice:
Discúlpeme señor, pero parece que le di un medicamento incorrecto, dígame,
¿se siente usted bien?
Claro, contesta el señor, estoy tranquilo, cagado, pero tranquilo.