Un doctor que había estado viendo a una viejecita de 75 años durante muchos años, se retiró.
Cuando la viejita vuelve a su control mensual, el nuevo doctor le pidió que trajera una lista de todas las medicinas que le habían recetado anteriormente.
Cuando el joven doctor revisaba la lista, sus ojos casi se desorbitaron cuando vio que le habían recetado píldoras anticonceptivas.
– Doña Carlota, ¿usted sabe que estas son píldoras anticonceptivas?
– Sí Doctor, me ayudan a dormir por la noche.
– Doña Carlota, le aseguro que no hay absolutamente nada en estas píldoras que le ayuden a dormir.
Entonces la viejita se acercó al joven doctor, le dio una palmadita en su brazo y le dijo:
– Sí, mi querido doctor, eso ya lo sé;
pero todas las mañanas disuelvo una en el jugo de naranja de mi nieta de 17 años y ni se imagina lo bien que duermo todas las noches