Un anciano estaba jugando al golf

Una mañana, un anciano estaba jugando al golf cuando golpeó su pelota en el deep gross.

Mientras buscaba la pelota se encontró con una rana.

La rana lo miró y le dijo: “Señor, si me besa, me convertiré en una bella princesa”.

Entonces el anciano se agachó, recogió la rana, se la metió en el bolsillo y siguió buscando su pelota.

Unos minutos más tarde, una voz desde su bolsillo gritó: “¡Oye!

No creo que me hayas oído. Dije, si me besas,

Me convertiré en una hermosa princesa”. 

El anciano respondió: “No, gracias. Francamente, a mi edad prefiero tener una rana que habla”.