Tres tortugas, Mick, Alan y Les, deciden ir de picnic.
Así que Mick prepara la cesta de picnic con cer*** y bocadillos.
El problema es que el lugar del picnic está a quince kilómetros, así que tardan diez días en llegar. Cuando llegan, Mick desempaqueta la comida y la cerveza.
“Vale, Les, dame el abridor”. “No lo he traído”, dice Les.
“Creía que lo habías metido en la maleta”. Mick se preocupa y se dirige a Alan: “¿Has traído el abridor?”. Naturalmente Alan no lo trajo.
Así que están atrapados a diez millas de casa sin un abridor de botellas.
Mick y Alan ruegan a Les que vuelva a por él, pero éste se niega porque cree que se comerán todos los bocadillos mientras él no está.
Al cabo de dos horas, y después de que hayan jurado por sus vidas de tortuga que no se comerán los bocadillos, finalmente accede.
Así que Les emprende el camino a paso firme.
Pasan veinte días y sigue sin volver.
Mick y Alan se mueren de hambre, pero una promesa es una promesa.
Cinco días más y sigue sin volver, pero una promesa es una promesa.
Finalmente no pueden aguantar más, así que sacan un bocadillo cada uno,
y justo cuando están a punto de comérselo, Les aparece de detrás de una roca y grita… “¡LO SABÍA!… ¡NO VOY A IR!”