Llega un pintor al entierro de su compañero de oficio
llorando se dirige penosamente a la esposa (ahora viuda) de su compañero,
y le dice con dolidas palabras:
Señora, lamento muchísimo lo ocurrido, comparto la pena que sufre,
pero tengo algo que decirle. Las ultimas palabras de su esposo, a mí me tocó escucharlas.
La señora se dirige a él con cara todavía más dolida, con la voluntad de saber las últimas palabras de su esposo y le dice
Señor, por favor, le suplico me diga cuáles fueron las últimas palabra de mi esposo, antes de morir.
Responde el señor
Estas, fueron sus últimas palabras
¡No muevas el andamio, por favor, no muevas el andamio, que nos vamos a caer!