Esto es un hombre que está harto del gato de su pareja pues no para de arañarle, hasta que un día agarra al gato
y lo deja en el parque más cercano, pero al volver, se lo encuentra en la puerta de casa.
Así que al día siguiente decide subirse al coche,
llevarse al gato y dejarlo en el pueblo de al lado, pero al llegar a casa, ocurre lo mismo y es que el gato lo está esperando en la puerta.
Harto de la misma situación decide agarrar al gato y llevarlo a 40 kilómetros lejos de casa y de vuelta llama por teléfono a su mujer y le pregunta:
– ¿Qué puede ponerse el gato?
– ¿Sí, pero porque?
– ¡Es que me he perdido!