Esta anciana le entregó su tarjeta bancaria al cajero y le dijo: “Me gustaría retirar 10 dólares”.
El cajero le dijo: “para retiros inferiores a $100, utilice el cajero automático.
La anciana quiso saber por qué… El cajero le devolvió la tarjeta bancaria y, irritado, le dijo:
“Estas son las reglas, por favor váyase si no hay más problemas. Hay una fila de clientes detrás de ti”.
La anciana permaneció en silencio por unos segundos y le devolvió su tarjeta al cajero y le dijo: “por favor ayúdeme a retirar todo el dinero que tengo”.
La cajera quedó asombrada cuando comprobó el saldo de la cuenta.
Ella asintió con la cabeza, se inclinó y respetuosamente le dijo: “tienes $300,000 en tu cuenta pero el banco no tiene tanto efectivo actualmente. ¿Podrías concertar una cita y volver mañana?
La anciana preguntó entonces cuánto podía retirar inmediatamente.
El cajero le dijo cualquier cantidad hasta $3000.
“Bueno, por favor déjame tener $3000 ahora”.
La cajera amablemente le entregó $3000 y con una sonrisa.
La anciana puso $10 en su bolso y le pidió al cajero que depositara $2990 en su cuenta.
La moraleja de esta historia es que no seas difícil con las personas mayores, ellos pasaron toda su vida aprendiendo esta habilidad.