Cuando el gerente de una tienda de ropa para hombres regresó del almuerzo, notó que la mano de su empleado estaba vendada,
pero antes de que pudiera preguntar por el vendaje, el empleado le tenía muy buenas noticias.
“¿Adivina qué, señor?” el empleado dijo
“¡Finalmente vendí ese traje feo y terrible que hemos tenido durante tanto tiempo!”
“¿Te refieres a esa cosa repulsiva, rosa y azul, cruzada?” preguntó el gerente.
Ese es!”
“¡Genial!” el gerente gritó: “¡Pensé que nunca nos deshaceríamos de esa monstruosidad!
¡Ese tenía que ser el traje más feo que jamás hayamos tenido! Pero dime, ¿por qué tienes la mano vendada?
“Oh”, respondió el empleado, “después de que le vendí ese traje al tipo, su perro lazarillo me mordió”.