Un predicador está comprando un loro.
“¿Estás seguro de que no grita, ni chilla, ni maldice?” preguntó el predicador.
“Oh, absolutamente.”
“Es un loro religioso,” le asegura el tendero.
“¿Ves esas cuerdas en sus piernas?”
Cuando tiras del correcto, él recita el Padre Nuestro.
“y cuando tiras hacia la izquierda, él recita el Salmo 23.”
“¡Maravilloso!” dice el predicador,
“pero, ¿qué pasa si tiras de ambas cuerdas?”
“¡Me caigo de mi posadero, idiota!” gritó el loro.