Un niño observaba a un manitas trabajando en el piso superior de una casa.
De repente, al hombre se le cayó un martillo y bajó por la escalera para recuperarlo.
El niño pequeño grita: “Mi papá tenía dos martillos para no tener que subir por la escalera cuando se le caía uno”.
El manitas dice: «Sí, genial, chico», y vuelve a subir por la escalera y a trabajar. A los pocos minutos, suelta el destornillador y vuelve a bajar por la escalera.
El niño pequeño vuelve a gritar: “Mi papá tenía dos destornilladores para no tener que bajar por la escalera cuando se le caía uno”.
El manitas murmura algo y vuelve a subir por la escalera. Unos minutos después, se da cuenta de que tiene que ir al baño.
Por desgracia, no tiene forma de entrar en la casa, así que baja por la escalera y se esconde detrás de un arbusto.
Al terminar, se da cuenta de que el niño lo ha seguido. “¿Supongo que tu papá también tiene dos de estos?”, preguntó.
“No”, dice el niño, “¡pero el de mi papá es el doble de grande!”