Tarde en la noche, Jim, un marine, finalmente recuperó la conciencia.
Estaba en el hospital, con un dolor agonizante.
Se encontró en la UCI con tubos en la boca, agujas y goteros en ambos brazos, una máscara de oxígeno, cables que monitoreaban cada función y una enfermera preciosa sobre él.
Se dio cuenta de que estaba claramente en una situación que amenazaba su vida.
La enfermera le dio una mirada seria y profunda, directamente a los ojos, y luego le habló despacio y con claridad, enunciando cada palabra y sílaba:
“Es posible que no sientas nada de la cintura para abajo.”
También hablando despacio, logró murmurar en respuesta,
“¿Puedo tocar tus pechos, entonces?”
¡Y eso, amigos, es una ACTITUD POSITIVA!