Un día cualquiera se mueren tres amigos en un accidente automovilístico. Los tres llegan al cielo al mismo tiempo, ante San Pedro, y éste les dice:
“Aquí en el cielo todos andan en vehículos y la calidad del vehículo a conducir depende de qué tan bueno hayan sido en la vida.” En eso, señalando al primer hombre, le dice:
“Tú, Jorge, por haber traicionado a tu esposa con otras 20 mujeres, andarás toda la eternidad con un incómodo auto compacto en mal estado, despintado y lleno de abolladuras.”
Al segundo hombre le dice:
“Tú, Ramiro, por haber traicionado a tu esposa con otras 5 mujeres andarás en un Toyota 89, en buen estado, pero con ciertas fallas.”
Y al tercero le dice:
“Y tú, Marvin, por nunca haber traicionado a tu esposa andarás en una Limosina de lujo, equipada con toda la tecnología de punta que pueda llevar un auto, chofer privado, teléfono, etc.
Los tres hombres se van con! sus autos a andar por las calles celestiales atestadas de todo tipo de medios de transporte. Un día, después de cuatro meses, por coincidencia los tres amigos se encuentran en un semáforo. El que llevaba la Limosina estaba llorando amargamente. Los otros dos, extrañados, le preguntan: “¿Por qué lloras si andas en el mejor auto del cielo y vives muy cómodamente?” A lo que él responde:
“Es que acabo de ver a mi esposa en patinete.”