De todos los chistes de caballos … solo hemos encontrado uno que sea bueno y largo. ¡Pero les aseguramos que merece la pena leerlo! Ahí va:
Había una vez un sacerdote muy amante del mundo de la hípica, que tenía 3 caballos, pero por falta de tiempo para cuidarlos decidió ponerlos en venta.
Al poco tiempo se acercó un comprador interesado por uno de ellos y el sacerdote le comentó:
Son caballos nobles, pura raza y muy bien cuidados. Están educados en la más estricta doctrina cristiana así que si quieres que avance te bastará con decir:
“Bendito sea Dios” y para que se detenga deberás pronunciar “Aleluya”.
Al comprador no le pareció aquello un inconveniente así que firmaron y se llevó a uno de ellos.
Cuando lo montó, el hombre pronunció “bendito sea dios” para que el caballo empezara a andar. Al poco se animó y repitió “bendito sea dios” y el caballo empezó a correr.
A lo lejos vio que se acercaban a un precipicio con lo que el hombre gritó un par de veces “¡Aleluya!”
justo para que el caballo se detuviera unos metros antes de caer al vacío. Aliviado, el hombre susurró:
-“Uf…bendito sea Dios