Un joven ratón en busca de aventuras corría por la orilla de un estanque donde vivía una rana.
Cuando la rana vio al ratón, nadó hasta la orilla y croó:
¿No me harás una visita? Te prometo que lo pasarás genial si lo haces.
El Ratón no necesitó mucha persuasión, pues estaba muy ansioso por ver el mundo y todo lo que hay en él.
Pero aunque sabía nadar un poco, no se atrevía a arriesgarse a meterse al estanque sin ayuda.
La rana tenía un plan
Ató la pata del Ratón a la suya con una caña resistente.
Luego saltó al estanque, arrastrando consigo a su tonto compañero
El Ratón pronto se hartó y quiso regresar a la orilla; pero la traicionera Rana tenía otros planes.
Tiró al ratón bajo el agua y lo ahogó.
Pero antes de que pudiera desatar la caña que lo ataba al ratón muerto, un halcón llegó volando sobre el estanque.
Al ver el cuerpo del Ratón flotando en el agua, el Halcón se abalanzó, atrapó al Ratón y se lo llevó, con la Rana colgando de su pata.
De esta manera, de un solo golpe, había capturado carne y pescado para su cena.
Moraleja: Aquellos que buscan dañar a otros a menudo terminan dañándose a sí mismos a través de su propio engaño.