Reparación de automóviles y ginecología

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Con la esperanza de probar otra carrera donde unas manos hábiles fueran beneficiosas, decidió convertirse en mecánico.

Fue a la escuela técnica local, se inscribió en clases nocturnas, asistió diligentemente y aprendió todo lo que pudo.

Cuando se acercaba el momento del examen práctico, el ginecólogo se preparó cuidadosamente durante semanas y completó el examen con tremenda habilidad.

Cuando llegaron los resultados, se sorprendió al descubrir que había obtenido una puntuación del 150%.

Temiendo un error, llamó al Instructor y le dijo:

“No quiero parecer desagradecido por un resultado tan sobresaliente, pero me pregunto si habrá algún error en la calificación”.

El instructor dijo,

“Durante el examen desmontaste el motor a la perfección, lo que valió el 50% de la nota total.

Has vuelto a montar el motor a la perfección, lo que también vale el 50% de la nota”.

Después de una pausa, el instructor agregó:

“Te di un 50% extra porque lo hiciste todo a través del silenciador, algo que nunca había visto hacer en toda mi carrera”.