Un cómico consigue una actuación en una residencia de ancianos.
Al poco de empezar su actuación, se da cuenta de que la mayoría de los ancianos están muy distraídos,
así que intenta contar el mismo chiste dos veces y la gente se sigue riendo porque ya se han olvidado de que acaban de oírlo.
Así que se divierte y sigue contando el mismo chiste durante media hora y hacia el final se da cuenta de que un anciano se le queda mirando.
Termina su media hora y se dispone a marcharse.
El cómico está un poco nervioso por si el viejo va a enfrentarse a él por lo que acaba de hacer.
Se prepara para una confrontación incómoda y el viejo le pregunta
“¡¿Cómo te acuerdas de todos esos chistes?!”.