Un coleccionista de libros raros se encontró con un amigo que le dijo que acababa de tirar
una vieja Biblia que había encontrado en una vieja caja polvorienta.
El amigo del coleccionista mencionó que Guten no sé quién había impreso la Biblia.
—¿No te refieres a Gutenberg? —jadeó el coleccionista.
“¡Sí, eso fue!”
“¡Idiota! ¡Has tirado a la basura uno de los primeros libros que se imprimieron!
¡Hace poco se subastó una copia por cientos de miles de dólares!”
“Oh, dudo que este libro valga tanto como eso.
Un tipo llamado Martín Lutero garabateó cosas en los márgenes”.