Esposa: Cariño, ¿me corto el pelo?
Marido: Ok, córtalos.
Esposa: Pero me esforcé mucho para que crecieran durante tanto tiempo.
Marido: Entonces no los cortes.
Esposa: Pero hoy en día el pelo corto está muy de moda.
Marido: Ok, córtalos.
Esposa: Mis amigos dicen que el pelo corto realmente le sienta bien a mi corte de cara.
Marido: Ok, córtalos.
Esposa: Pero el pelo corto no se puede hacer con un nudo.
Marido: Entonces no los cortes.
Esposa: Pero aun así quiero experimentar con mi cabello.
Marido: Ok, córtalos.
Esposa: ¿Pero qué pasa si el estilista me arruina el cabello?
Marido: Entonces no los cortes.
Esposa: Pero creo que los cortaré.
Marido: Ok, córtalos.
Esposa: Pero si el pelo corto no me queda bien, tú serás responsable.
Marido: Entonces no los cortes.
Esposa: Pensándolo bien, es fácil manejar el cabello corto.
Marido: Ok, córtalos.
Esposa: Espero que no me parezca gracioso.
Marido: Entonces no los cortes.
Esposa: Está bien. Finalmente he decidido que me cortaré el pelo.
Marido: Ok, córtalos.
Esposa: Entonces, ¿cuándo nos vamos?
Marido: Entonces no los cortes.
Esposa: ¿Estás bien? Estoy hablando de ir a casa de mi madre.
Marido: Ok, córtalos.
Esposa: ¡No pareces estar bien! ¿Estás mal?
Marido: Entonces no los cortes. . . . Este pobre hombre (El Marido) ahora está admitido en un manicomio y lo único que sigue diciendo es “Está bien, córtalos” y “Entonces no los cortes”.