Una mujer se mira al espejo, descontenta con su reflejo, cuando su marido entra en la habitación.
Pensando que había pasado mucho tiempo desde que él le había hecho un cumplido, decide ver si puede sacarle uno.
“Cariño”, dice, “me siento horrible”.
Silencio…
“Me veo viejo, gordo y feo.”
Más silencio…
Dejando atrás toda apariencia de sutileza, ella le dice sin rodeos lo que quiere.
“¡Realmente me vendría bien un cumplido ahora mismo!”
Finalmente, siguiendo el ejemplo, el marido responde:
“Tu vista es casi perfecta”