La mujer de un hombre se ha hecho unos análisis con su médico pero no ha podido ir a recoger los resultados, así que le ha pedido a su marido que vaya a la clínica a recogerlos.
El marido entra y le dice a la recepcionista que es el Sr. Smith y que viene a recoger los resultados del análisis de su mujer.
La recepcionista se pone nerviosa y le dice que tome asiento y que el médico saldrá enseguida.
El marido no sabe por qué necesita ver al médico, pero toma asiento en la sala de espera.
Al cabo de unos minutos, una enfermera se acerca al marido y le dice que el médico necesita hablar con él, pero que está con un paciente y que estará disponible en breve.
El marido empieza a preocuparse. Al cabo de unos minutos, el médico se le acerca y le pide que pase a su despacho para que puedan hablar en privado.
El marido empieza a preocuparse de verdad.
Cuando entran en la consulta, el marido pregunta si hay algún problema con los análisis de su mujer.
El médico le dice: “Sr. Smith, lo siento mucho, pero la semana pasada, cuando su mujer vino a que le sacaran sangre,
había otra Sra. Smith a la que también le estaban sacando sangre y, de alguna manera, las muestras se mezclaron.
No puedo decirle cuáles son sus resultados”. El marido dice: “Bueno, ¿por qué no hacemos el análisis otra vez?”.
El médico dice que el análisis es bastante caro y que su seguro médico no pagará un segundo análisis.
Perplejo, el marido pregunta: “¿Puede decirme al menos el resultado de las dos pruebas?”. El médico se lo piensa un momento y responde: “Supongo que sí”. En