Tres sacerdotes se reúnen en la iglesia al cargo de uno de ellos, pues desde que abandonaron el seminario no se veían.
Los tres en una salita andan recordando viejos tiempos y se pasan un rato de bohemia y charla amena.
En un instante uno de ellos pregunta:
Oye Sebastián tu que haces después de dar misa. Yo agarro a las monjitas que están más buenas
y las amenazo de satisfacer mis necesidades se***s, sino les armo un buen pancho… ¿Y tu Jorge?.
Yo me pongo a pistear y como estoy en un ranchito les pido ganado a los hombres para perdonar sus pecados y a las rancheritas les enseño el pecado de la carne. ¿Y tu Abraham?.
Yo solo tomo un coñaquito, rezo diez padres nuestros y me voy con mi rosario a la cama. Jorge y Sebastián se voltean a ver sorprendidos,
pues creen que en realidad Abraham si ejerce la profesión como Dios manda y para disimular ambos exclaman:
Eh, no tendrás por ahí otro tequilita, entonces Abraham dice: Si como no, permítanme… Rosario tráeme dos tequilas dobles para mis invitados.