Cierto día llega el patrón a su hacienda y lo recibe la hija del mayordomo, a quien no veia desde niña, y ya era toda una mujer.
El señor la saluda, ella le devuelve el saludo, él pregunta cómo está el papá, las vacas, los caballos y la hacienda en general.
Ella le responde a sus preguntas, mientras él la “escanea”, la morbosea con la mirada; hasta que en un determinado momento, el patrón no se aguanta y le dice:
-Mi amor, pero usted se puso, muy bonita. Usted sabe que yo tengo mucho dinero. Si usted me da una noche de sexo, yo le regalo lo que quiera ¿qué quieres que te dé si tenemos sexo?
La campesinita, sorprendida, se pone a pensar un momento las cosas, entonces accediendo a su propuesta le dice:
– Pues patroncito, yo sólo quiero una flor.
El patrón algo sorpendido y entusiasmado, le pregunta:
– ¿Y qué flor quieres? A lo que responde la campesinita:
– ¡Pues una flor esplorer (ford explorer) patroncito!