El domingo, el cura recibe a sus files a la puerta de la iglesia.
Cuando ya han entrado todos, observa a un joven subido a su bicicleta.
Hijo mío, entra a escuchar la palabra de Dios.
Si entro padre, quién cuidará de mi bicicleta?
Tranquilo hijo, tu bicicleta se queda con Dios.
El joven aceptó y se dispuso a oír la misa.
Tras darles la bienvenida en cura exclama:
Hijos míos, Dios está con nosotros.
El joven se levanta enfadado y grita ¿Pero no me dijo que se quedaba con mi bicicleta?