Dos tíos están jugando al golf cuando uno de ellos
le pega con la pelota a otro jugador en el extremo opuesto del campo.
Cuando se acercan, ven que el hombre está muerto,
y tiene la cabeza cubierta de sangre porque se
le ha quedado la pelota incrustada en su nuca.
– ¡Dios mío! ¿Y ahora qué hago?
– Yo intentaría sacar la pelota del hoyo con un hierro del nueve.