Estaba un señor en un restauran y le dice al mesero:
¡Mesero! Quiero que me traiga un huevo bien duro.
A los diez minutos llega el mesero y le dice:
Aquí esta señor, que lo disfrute.
El señor toma el huevo y lo golpea, el huevo al recibir el golpe se rompe, y el señor, muy enojado le grita al mesero:
¡Mesero, este huevo está blando!
A lo que el mesero grita:
¡Huevo! ¡Cállate!