Un día nuestra cortadora de césped (eléctrica) se estropeó…
Mi mujer me llenaba la paciencia dándome a entender que yo debería arreglarla…
Por mi parte, siempre acababa teniendo otras cosas mas importantes que hacer tipo
lavar el coche, hacer un informe, en fin…,
lo que para mi parecía más importante….
Un día ella pensó un modo de convencerme, muy sutil.
Cuando llegué a casa, me la encontré agachada en el césped, ocupadísima recortándolo con su tijerita de costura…
Eso me llegó al alma…, me emocioné…
Decidí entrar en casa, y volví después de unos minutos, llevándole su cepillo de dientes…
Se lo entregué y se me ocurrió decirle:
– “Cuando termines con el césped, podrías también barrer el patio…”
Después de aquello, no me acuerdo de nada… Estoy en blanco….
Los médicos dicen que volveré a andar, que perdí sólo la mitad de la visión de un ojo y que cojearé el resto de mi vida