Pasaba un médico realizando la ronda dentro del manicomio, revisando que todos los locos estuvieran bien,
pero siempre que pasaba por uno de los cuartos encontraba a un loco con la oreja pegada a la pared,
al otro día volvió y pasó, y lo mismo, el mismo loco con la oreja pegada a la pared, y así sucedió durante varios días,
hasta que un día, el médico entró a la habitación y le preguntó al loco qué era lo que estaba haciendo,
pero el loco no le contestó nada, entonces se colocó donde estaba el loco y colocó la oreja en la pared durante varios minutos, y le dice al loco
Pero es que no se escucha nada.
Y el loco le dice:
¡Y así es siempre!