Estos eran dos pescadores que querían cruzar de una isla a otra. Uno era ciego y el otro tuerto,
el ciego iba remando y el tuerto iba dirigiéndole.
Mientras el ciego iba remando, casualmente le pasó
a pegar al tuerto en el ojo bueno, entonces el tuerto le dice a su amigo:
¡Hasta aquí llegamos!
Entonces, el ciego tiró los remos y saltó creyendo que ya habían llegado a tierra.