En un viaje aéreo transportando una partida de locos de un manicomio a otro, estos empiezan
un juego de fútbol y empiezan a corretear todos juntos de un extremo y de un lado a otro,
dentro del avión.
El piloto, viéndose en apuros para controlar el avión por la falta de equilibrio
en la distribución del peso de los locos, desde la cabina de mando,
automáticamente abrió la puerta principal y por el micrófono les dijo:
¡Hey!, muchachos, ¡Váyanse a jugar al patio que hay más espacio!