Pues resulta que en el colegio de árbitros llega un tipo y dice:
– Hola, buenos días, resulta que yo venia para apuntarme
a esto de ser árbitro de fútbol.
– ¡Manolo! Ven a tomarle los datos a este hijoputa.
– ¡¡Oiga, hijoputa lo será usted!!
– ¡Manolo! No vengas, que no sirve.