Dos conocidos se encuentran por la calle y uno le di-
ce al otro:
-Hombre, Roberto, qué alegría verte, como has
cambiado… Antes eras bajito y parece que has crecido,
antes eras gordo y ahora eres delgado, antes eras more-
no y ahora eres rubio.
De repente lo interrumpe el otro y le dice:
—Pero, ¡si es que yo no me llamo Roberto!
Y el otro le dice:
-¡Madre mía, Roberto! también te has cambiado el nombre!